Un día y gracias a mi estimado amigo y gran profesional, escritor y columnista Carlos Jarquín, que fue el que me facilito su contacto decidí entrevistar a una de las pensadoras, una de las pioneras más influyentes no sólo de su país sino del ámbito internacional para unirse a mi humilde curriculum como periodista. Ella es una de las pocas artistas que han sabido canalizar su fama y ha aprovechado sus propias experiencias para convertirse en una fuerza para todo lo que significa estar bien y hacer el bien en este mundo. Hablo de Gabriela Franco.
Una ecuatoriana, con estudios de canto, danza y actuación y que, a pesar de su juventud con más de 1000 shows en su carrera, Ecuador, Argentina, Uruguay, España, viajando en presencia o de manera virtual con su música hasta Estados Unidos y otros recónditos lugares.
Con más de ocho álbumes y más de treinta premios desde que ganó el MBM en 2009 en Ecuador como Mejor Artista Proyección, hasta el Sudamerican Golden Award 2019, en 2020, un Festivegas de Plata a Mejor Intérprete de la Canción y en el Festival Viva La Música USA por Mejor Video y que este mismo año ha sido reconocida con el Premio a la Excelencia Mundial Cesar Vajello en la modalidad de Juventud, por su trayectoria y por la influencia en la juventud de cientos de miles de seguidores en el mundo.
Cuando tuve la suerte de ponerme en contacto con ella y pude observar una afrodita de pelo rosa naciendo de las olas, de las maravillosas tierras de Guayaquil con unos stilettos negros que rozaban grácilmente la superficie del agua.
Gabriela Franco es la suma sacerdotisa de las grandes entradas, la santa patrona de los gestos operísticos, ella misma es “un espectáculo sin pausa”. Ahora, mientras recorremos su casa, Gabriela se muestra tan luminosa como transparente. Habla pausadamente y de manera entrecortada, como si a través de una sesión espiritista el agente de una vieja estrella de cine le hubiera aconsejado mostrarse enigmática y recatada. Llegamos a una pequeña estancia con paredes blancas y techos altos y me explica “Es como una cámara de eco”, me explica y es cuando le pregunto por la acústica del lugar.
Quizás sea parte de una timidez encantadora o quizás el desconocimiento de mi persona
Y en ese momento, de repente, empieza a cantar. A capella, de improviso, voce forte, los brazos abiertos como un pájaro a punto de alzar el vuelo, la cabeza hacia atrás, dejando al descubierto su garganta. Y lo que canta es “Para que tú la cantes” , una canción que habla de amor y esperanzas.
Es difícil imaginarse a una artista como ella no desbordándose en el escenario, eso es una muestra de su gran talento y su encanto.
En la sala donde estamos, su voz hace temblar la habitación. Todo su cuerpo vibra mientras canta con los puños apretados y los ojos cerrados. Cuando vuelve en sí, Gabriela luce beatífica, casi iluminada. Ha contestado a mi pregunta de la forma más precisa: la acústica es, en efecto, maravillosa. Muestra su gran calidez humana y su humildad como persona, tan grande como su talento como artista.
Sonrió y es cuando descubro no a la artista, sino a la mujer, a la amiga que comenzamos una velada de complicidad y de confidencias.
- ¿Cuándo tuviste la claridad de crear a Gabriela Franco?
Gabriela Franco existe desde que nací en una hermosa estancia de paredes blancas, luminosas, centro de atención a embarazadas en Guayaquil, tierra cálida del Ecuador. Renació cuando mi madre descubrió cintas grabadas con mi voz -a la edad de 6 años- y decidió impulsar mi carrera como cantante…Y volvió a nacer, por voluntad propia, antes de cumplir los 17, en un escenario que a mí me parecía gigante, mirando al estero salado donde tantos enamorados habían navegado en las barquitas. En este programa del Festival de las Artes Al Aire Libre del Municipio de Guayaquil, cerca de 300 personas me vieron y escucharon interpretar las canciones de mi primer show, sola, nada más que con el acompañamiento de las maquetas de instrumentación que mis padres mandaron a hacer con músicos amigos de Estados Unidos y los coros de muchos jóvenes que asistieron. Donde un canal de televisión me vio y se interesó, haciéndome así de plano, mi primera entrevista. Gabriela Franco nació definitivamente para consagrarse a la música. La música que es mi pasión.
- Uno de las cosas que me han encantado ha sido la letra de tu maravillosa canción. Sé que este es un trabajo muy duro. Has trabajado duro durante mucho tiempo a pesar de tu juventud y has demostrado que no sólo se trata de ganar, sino de no rendirse. “Si tienes un sueño lucha por él” como me dijiste al hablar por teléfono. ¿Crees que la vida se hace de pequeños bocados de “valentía”?.
Exactamente, cada pasito que das, para alcanzar aquel sueño que quieres lograr, requiere de mucho valor, impreso, además –como es lógico suponer- de su dosis de miedo a fracasar. No obstante, si ese paso no resulta bien y caes del escalón, tienes que tener el doble de valor para levantarte y volverlo a dar. Cuando haces música –si de verdad te gusta- no puedes amilanarte ante los rechazos, o el bullying, o cualquier circunstancia adversa, hay que seguir y seguir, porque tu meta es llegar al corazón de mucha gente con lo que haces…cada persona que te va conociendo y admirando tu música, significa un logro, un avance, un paso hacia adelante.
- Realmente eres una mujer comprometida, incluso en tus canciones aparece el tema de la ecología y la sociedad sostenible tan acorde con la Agenda 2030 y me refiero a tu tema “Colores en el Viento”. Tú que eres una mujer que luchas por mejorar la vida de los que te rodean, y de tu entorno ¿Crees que todo esto nos lleva hacia un mundo con más esperanza y más solidaridad, a pesar del dolor que está causando esta pandemia?
Es que mira, todo lo que va sucediendo de malo en el mundo lo hemos causado nosotros, con nuestro quemeimportismo, con ese hacer desganado sin pensar bien lo que hacemos. Es ese no amar a la tierra en que llegamos, en donde vivimos…primero debemos amarnos nosotros mismos, amar a tu semejante y amar el lugar donde naciste, cuidarlo, no ensuciarlo, cultivarlo, engrandecerlo. Como dice una partecita de la canción, si no amas la tierra en donde vives, ésta es sólo tierra y no ese paraíso hermoso que debemos conservar.
- Hablando de tus shows ¿Qué pueden esperar ver los que asistan a ellos?
Quienes van a mis shows, saben que me entrego, que siento lo que canto, que lo hago con el corazón, con mi cuerpo, con mi alma. Jamás me verás cantar desganada o cantar por cantar. Es posible que lo que cante en un determinado momento nada tenga que ver conmigo, pero ahí está ese sentimiento que hace que te pongas en el lugar de quien creó la canción, y por ende llegues a sentirla como si fueses él. Creo que hay que ser real, el arte es así, meterse tanto en lo que haces que todo es como si tú lo hubieses vivido.
- ¿Qué es lo que más te apetece en tus giras internacionales, cuando las has hecho o para cuando las retomes cuando la situación lo permita?
Conocer personas, culturas, lugares, en Madrid, España, conocí a mi compositor oficial César García-Rincón a quien guardo un inmenso cariño. No hay nada más hermoso que cantar en un sitio al otro lado del mundo y sentir que aunque la cultura y modo de vivir sean diferentes, igual amamos, reímos, lloramos, nos decepcionamos, caemos, nos levantamos! Otra cosa que me encanta es probar nuevos sabores, degustar platillos exquisitos que te dejan tan satisfecha. Y la más bonita, hacer nuevos amigos, no solamente músicos, si no de tantas otras profesiones o actividades. Esas experiencias maravillosas te enriquecen y van consiguiendo que cada día, seas mejor.
- ¿Cuál es la parte más intensa en todos tus shows?
Mis shows siempre empiezan suavemente, con la música más ligerita y sencilla pero linda…con el paso de canciones va subiendo el ánimo con otros ritmos o géneros más exigentes tanto técnica como anímicamente y siempre terminamos en una gran fiesta en la que me acompañan los asistentes, diríamos que ésta es la parte más intensa de mis conciertos en donde puedo saber si les gustó y cuánto. Es realmente una vorágine de emociones, los aplausos, los gritos, la algarabía.
- ¿Qué es lo que más te gusta de estar en “Tour”?
Me gusta el contacto con la gente. Cuando son Festivales, ejemplo el de Punta del Este en Uruguay al que he ido tres años seguidos, la vibra entre compañeros, con los organizadores y público de cada show es hermosa. En el caso de giras con presentaciones en solitario como varias en ciudades de Uruguay, Argentina, ejemplo el show del Club Más 25 de Necochea, en que he estado también en tres oportunidades, y otros del extranjero o también en mi país, me encanta departir con el público, darles autógrafos, tomarme fotos con ellos, regalar discos o posters cuando los he tenido. La gente es tan grata, he recibido halagos, sea personalmente o de manera online, de personas que no recuerdo, que sin embargo me dicen gracias por haberles dado un souvenir, o haberme tomado una foto con ellos en digamos 5 años atrás, eso es realmente gratificante. No ha habido un tour que no haya disfrutado, a pesar del cansancio, de tener que levantarme tempranito en la mañana, habiéndome acostado muy en la madrugada. De no haber parado en un día completo, solo para comer y a veces algo ligero únicamente, en fin, es lindo. Lo disfruto. Eso sí, cuando llego a casa a mi país, o a mi ciudad (si el tour fue interno), duermo largo siquiera por tres días para recuperar energías.
- ¿Quisieras con tus canciones cambiar la vida de las personas que te rodean, que te escuchan y a las que influyes?
Claro que sí, así como determinadas canciones o artistas han sido importantes para mi vida, o algún momento especial de mi carrera, o para superar cierta tristeza por la que pude haber pasado, creo que todo artista desea ser parte de la vida de una persona, poder animarlo a lograr un sueño, recordarle algún valor que se le estaba olvidando, ayudarle a descargar una tristeza con aquellas lágrimas que lavan el alma! En fin, sin música este mundo sería frío y sin sentido. La música levanta multitudes, es increíblemente maravillosa. Quiero seguir cantando y llegando a entretener, animar o tomar conciencia, según el caso, a mucha más gente del mundo con el paso de los años. En todo caso estoy profundamente agradecida de este don que me permite hacer de mis sueños una realidad poquito a poco cada día.
Es difícil señalar el punto exacto en el que nació Gabriela Franco, la superestrella internacional. Una vez pasado cierto nivel de fama, los orígenes de una estrella adquieren carácter mitológico. «Soy una persona muy normal, que soñó y cumplí mis sueños, pero son los demás que me ven así. Es como una compulsión dentro de mí», dice, sentada en una silla giratoria en el estudio de su casa, cuando le pregunto qué es lo que la mueve a ser artista. Tiene los tobillos cruzados, la espalda recta y las larguísimas uñas color rosa, a juego con su pelo, entrelazadas en el regazo. «Pero no tengo idea de dónde viene ese impulso, salvo que sea de Dios… ¿Cómo saberlo?».
José Luis Ortiz Güell
Nacido en Zaragoza el 11 de julio de 1967. Licenciado en Magisterio Universidad de Zaragoza. Máster en Hipnoterapia Clínica. Postgrado de Informática Universidad de Ingeniería de Zaragoza.
Como escritor he publicado dos novelas “Soledad: querida dictadura” (bajo pseudónimo) y Puente en la Niebla con mi nombre y que se pueden adquirir en Amazon. He escrito dos obras de teatro “Cena en Do”, una comedia y el drama “Sonido del Silencio”.
Pendiente de publicación de dos novelas “Los cardos también lloran”, sobre la violencia de género y la precuela de “Puente en la niebla”.
Columnista de diferentes medios de España e internacionales de reconocido prestigio, y que se le otorgó el Premio a la Excelencia Mundial Cesar Vallejo en la modalidad periodística.
Como actor y figurante he participado desde 1995 hasta la actualidad en diferentes películas de prestigiosos directores de cine como Vicente Aranda, Milos Forman, Ridley Scott o Ken Loach rodadas en España entre otros directores.