Brasil es una de las economías más grandes y dinámicas de América Latina, y su sistema financiero refleja esta realidad. Entre los más de 100 bancos que operan en el país, hay tres que se destacan por su tamaño, rentabilidad y presencia: Bradesco, Santander e Itaú. Estos tres bancos representan más del 50% de los activos totales del sistema bancario brasileño, y tienen una fuerte influencia en el desarrollo económico y social del país. En este artículo, vamos a analizar las características, los resultados y los desafíos de cada uno de estos bancos.
Bradesco
Bradesco es el segundo banco más grande de Brasil, con activos de R$ 1,6 billones (unos US$ 300 mil millones) al cierre de 2020. Fue fundado en 1943 por Amador Aguiar, un empresario visionario que apostó por el potencial de crecimiento del mercado interno brasileño. Bradesco se ha caracterizado por su innovación tecnológica, su expansión geográfica y su diversificación de productos y servicios. El banco tiene más de 71 millones de clientes, entre personas físicas y jurídicas, y una red de más de 24 mil puntos de atención, incluyendo agencias, cajeros automáticos y corresponsales bancarios.
Bradesco tuvo un buen desempeño en 2020, a pesar de la crisis provocada por la pandemia de Covid-19. El banco registró un lucro líquido de R$ 19,5 mil millones (unos US$ 3,7 mil millones), una caída de 24,8% respecto a 2019, pero superior a las expectativas del mercado. El banco logró aumentar sus ingresos por servicios, reducir sus costos operativos y mantener su calidad de cartera de crédito, que creció 18,3% en el año, alcanzando R$ 812,7 mil millones (unos US$ 153 mil millones). El retorno sobre el patrimonio líquido (ROE) del banco fue de 14,8% en 2020, uno de los más altos del sector.
Bradesco tiene como desafíos para el futuro mantener su liderazgo en el segmento de seguros, donde es el mayor operador de Brasil, con una participación de mercado del 25%; seguir invirtiendo en la transformación digital, para mejorar la experiencia de sus clientes y competir con las fintechs; y ampliar su presencia en el segmento de banca minorista, donde tiene una menor participación que sus competidores.
Santander
Santander es el tercer banco más grande de Brasil, con activos de R$ 1,1 billones (unos US$ 207 mil millones) al cierre de 2020. Es una filial del grupo español Santander, que tiene presencia en más de 20 países. Santander inició sus operaciones en Brasil en 1982, y se consolidó como uno de los principales bancos del país tras la adquisición de Banespa en 2000. Santander se enfoca en ofrecer soluciones financieras integradas a sus clientes, con una propuesta de valor basada en la simplicidad, la agilidad y la eficiencia. El banco tiene más de 47 millones de clientes, entre personas físicas y jurídicas, y una red de más de 15 mil puntos de atención, incluyendo agencias, cajeros automáticos y corresponsales bancarios.
Santander tuvo un resultado sólido en 2020, a pesar de la crisis provocada por la pandemia de Covid-19. El banco registró un lucro líquido de R$ 13,4 mil millones (unos US$ 2,5 mil millones), una caída de 4,8% respecto a 2019, pero en línea con las expectativas del mercado. El banco logró aumentar sus ingresos por tarifas, controlar sus provisiones de crédito y mejorar su eficiencia operativa, que alcanzó el 40,1%, el mejor nivel de la historia. La cartera de crédito del banco creció 12,4% en el año, llegando a R$ 462,5 mil millones (unos US$ 87 mil millones). El retorno sobre el patrimonio líquido (ROE) del banco fue de 19,5% en 2020, el más alto del sector.
Santander tiene como desafíos para el futuro seguir creciendo en el segmento de banca minorista, donde ha ganado participación de mercado en los últimos años; fortalecer su posición en el segmento de banca mayorista, donde tiene una amplia cartera de clientes corporativos; y continuar con su estrategia de sostenibilidad, que incluye el compromiso de destinar US$ 5 mil millones a proyectos de energía renovable en Brasil hasta 2025.
Itaú
Itaú es el mayor banco de Brasil, con activos de R$ 2 billones (unos US$ 377 mil millones) al cierre de 2020. Es el resultado de la fusión de dos bancos históricos: Itaú, fundado en 1945 por Alfredo Egydio de Souza Aranha, y Unibanco, fundado en 1924 por João Moreira Salles. Itaú se ha destacado por su solvencia, su rentabilidad y su liderazgo en el mercado financiero brasileño. El banco tiene más de 56 millones de clientes, entre personas físicas y jurídicas, y una red de más de 18 mil puntos de atención, incluyendo agencias, cajeros automáticos y corresponsales bancarios.
Itaú tuvo un resultado decepcionante en 2020, debido a la crisis provocada por la pandemia de Covid-19. El banco registró un lucro líquido de R$ 18,5 mil millones (unos US$ 3,5 mil millones), una caída de 34,6% respecto a 2019, y por debajo de las expectativas del mercado. El banco sufrió una fuerte presión en sus márgenes financieros, debido a la baja de las tasas de interés y a la mayor competencia. Además, tuvo que aumentar sus provisiones de crédito, para hacer frente al aumento de la morosidad. La cartera de crédito del banco creció 20,2% en el año, alcanzando R$ 906,5 mil millones (unos US$ 171 mil millones). El retorno sobre el patrimonio líquido (ROE) del banco fue de 13,5% en 2020, el más bajo del sector.
Itaú tiene como desafíos para el futuro recuperar su rentabilidad, que ha sido erosionada por la crisis y por la mayor competencia; acelerar su transformación digital, para mejorar la experiencia de sus clientes y competir con las fintechs; y concretar la segregación de su participación en XP, la mayor plataforma de inversiones de Brasil, que le generó un conflicto de intereses con el banco.
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