Desde Argentina llega a las páginas de Perumira Global Talent una artista que encarna la elegancia, la pasión y la disciplina en su forma más pura: Motta Bittencurt, joven modelo y bailarina que ha sabido construir una historia de esfuerzo, sensibilidad y amor por el arte. Su belleza natural, combinada con una energía escénica única, la ha convertido en una de las figuras más prometedoras del nuevo talento argentino.
La danza llegó a su vida cuando tenía apenas dos años, por recomendación médica, y desde entonces se convirtió en su lenguaje más sincero. Lo que comenzó como una simple actividad física terminó transformándose en su refugio emocional y en la forma más auténtica de expresar lo que siente. Para Motta, bailar es sanar, conectar y liberar el alma; es encontrar equilibrio en medio del movimiento.
El modelaje, en cambio, llegó de la mano de su madre y de las personas que veían en ella un potencial innato. Lo que empezó como una curiosidad terminó siendo una experiencia transformadora. En las pasarelas descubrió la confianza, la presencia y la capacidad de transmitir sin palabras. Ser modelo la llevó a explorar su interior, a fortalecer su carácter y a entender que la belleza también se construye desde la actitud y la autenticidad.
Equilibrar ambas pasiones no ha sido fácil, pero Motta lo logra con una fórmula clara: organización, amor y propósito. “Si sabés organizarte, siempre hay tiempo para todo lo que amás”, dice con una sonrisa que resume su filosofía de vida. Tanto en el escenario como en la pasarela, su cuerpo se convierte en un instrumento de arte y expresión, capaz de comunicar fuerza, elegancia y emoción.
Hoy, Motta Bittencurt representa a una nueva generación de mujeres que desafían los límites del arte y la moda, fusionando técnica, sensibilidad y autenticidad. Su historia inspira, emociona y demuestra que cuando el talento se une al amor por lo que se hace, el resultado es pura armonía.
1.- Motta, ¿cómo descubriste tu pasión tanto por el modelaje como por la danza, y qué rol juega cada una en tu vida?
Empecé a modelar porque desde chica muchas personas me decían que tenía que hacerlo, hasta que un día mi mamá me preguntó si realmente quería intentarlo. Le dije que sí, sin imaginar todo lo que eso iba a significar después. El modelaje se convirtió en una parte muy importante de mi vida, porque me permitió descubrir una faceta de mí que no conocía. Aprendí muchísimo, no solo desde lo físico, sino también en lo personal: a tener más confianza, a expresarme, y a sentirme cómoda siendo quien soy.
En cambio, la danza llegó a mi vida de una manera muy distinta. Empecé a bailar cuando tenía apenas dos años, por recomendación de mi cardióloga, ya que tenía problemas del corazón y necesitaba hacer actividad física. Mi mamá me contó que me mostraron varias opciones de deportes y, sin dudarlo, elegí ser bailarina. Aunque no lo recuerdo bien porque era muy chica, siento que el baile me eligió a mí. Hoy no puedo imaginar mi vida sin bailar; es mi manera más sincera de sentir, de expresarme y de encontrar equilibrio en todo lo que hago.
2.- Si tuvieras que describir en pocas palabras qué significa para ti ser modelo y ser bailarina, ¿qué dirías?
Bailar es lo que me llena el corazón, mi refugio y mi motivo para seguir cada día, no conozco ni podría imaginar una vida sin hacer lo que me hace sentir viva. Ser modelo, en cambio, es una experiencia que me desafía a conocerme mejor, a crecer y a construir vínculos genuinos con personas que comparten mi pasión. Ambas disciplinas, aunque diferentes, me enseñaron a expresarme sin palabras y a confiar en la fuerza de lo que uno transmite con el cuerpo y con la mirada.
3.- ¿Qué diferencias y similitudes encuentras entre el mundo de la pasarela y el escenario de la danza?
Aunque el modelaje y la danza parezcan disciplinas muy distintas, para mí tienen una esencia en común: ambas exigen presencia, postura, y una conexión profunda entre el cuerpo y la emoción. Tanto sobre una pasarela como en un escenario, la forma de expresarte lo es todo. En la danza, esa expresión nace del movimiento, de la música y de lo que querés transmitir con cada gesto. En el modelaje, en cambio, se manifiesta en la mirada, en la actitud y en la manera de contar una historia sin hablar. En ambos casos, el cuerpo se vuelve un medio de comunicación y de arte.
Sin embargo, también existen diferencias muy marcadas entre ambos mundos. En la pasarela, la dirección creativa suele estar completamente en manos del diseñador: vos sos quien da vida a su visión, y tu rol es representar su concepto con elegancia y precisión. Hay una belleza en eso, en aprender a adaptarte, en entender lo que otro quiere expresar y hacerlo tuyo. En cambio, en la danza, hay más libertad. El escenario te pertenece por un momento, y podés conectar con el público desde un lugar mucho más íntimo y emocional. Cada movimiento surge de lo que sentís, y esa autenticidad crea una conexión directa con quienes te están mirando.
4.- ¿Cómo logras equilibrar el tiempo y la disciplina que requiere el modelaje con la exigencia física y artística de la danza?
Siempre le digo a mis amigos que “si sabés organizarte, siempre tenés tiempo para todo lo que querés hacer.” Es una frase simple, pero para mí tiene mucho sentido, porque la aplico todos los días. Desde muy chica estuve acostumbrada a tener muchas actividades y con el tiempo aprendí a encontrar el equilibrio entre todo eso. Hoy me doy cuenta de que esa costumbre me ayudó muchísimo a crecer y a no sentir el cansancio como algo negativo, sino como parte del esfuerzo por lo que amo.
Pensar en el amor que tengo por cada cosa que hago me da energía, incluso en los días más largos. Siento un enorme privilegio por poder dedicarme a lo que realmente me apasiona, porque no todo el mundo tiene esa posibilidad. Y cuando hacés las cosas con amor, todo cambia, las responsabilidades pesan menos, el tiempo rinde más y cada logro se disfruta el doble. Creo que lo más importante es poder valorar lo que tenemos, agradecer lo que podemos hacer y no perder nunca la motivación ni la pasión por lo que nos mueve.
5.- ¿Cuál fue tu primera experiencia profesional en el modelaje y qué recuerdos guardas de ese momento?
Si mal no recuerdo, mi primera experiencia profesional en el modelaje fue en “Corrientes, Moda y Diseño 2023.” Recuerdo que estaba un poco nerviosa, pero al mismo tiempo muy emocionada. Era mi primera vez desfilando en un evento importante, y quería hacerlo lo mejor posible, recordando cada consejo y corrección de mis profesoras. Sentía una mezcla de adrenalina, felicidad y orgullo por estar dando mis primeros pasos en algo que tanto me entusiasmaba.
Los recuerdos de ese día son realmente hermosos. No solo porque fue mi debut, sino porque conocí a personas increíbles, modelos con las que hoy sigo compartiendo pasarelas, eventos y momentos muy lindos. Con el tiempo, se formó una relación muy especial entre todas, con una convivencia divertida, compañera y llena de buena energía, algo que valoro muchísimo dentro del ambiente.
Además, ese día terminó con una gran alegría: me enteré de que un diseñador le había dicho a una amiga suya —también diseñadora— que quería que yo fuera su modelo. Ella misma me lo contó, y para mí fue una sorpresa enorme. Sentí una felicidad inmensa, porque más allá de lo personal, fue una pequeña confirmación de que todo el esfuerzo y la pasión que estaba poniendo empezaban a reflejarse en los demás. Fue un momento que guardo con mucho cariño, porque me dio aún más confianza y ganas de seguir creciendo en este camino.
6.- Y en la danza, ¿qué presentación o coreografía marcó un antes y un después en tu trayectoria?
En la danza, una de las coreografías que más me marcó fue un solo que presenté en una competencia hace algunos años. Recuerdo que justo antes de salir al escenario, mi cabeza estaba en cualquier lado y me olvidé parte de la coreografía. En ese momento decidí no enfocarme en los pasos, sino en transmitir. Dejé que el cuerpo hablara por mí y simplemente bailé desde lo que sentía, sin pensar demasiado.
Fue mi primera vez interpretando un lyrical, y esa libertad me permitió conectar de una forma muy profunda con el público. Cuando terminé, una de las directoras del evento se me acercó para felicitarme. Me dijo que le había encantado mi puesta en escena y que le gustaría verme en futuras competencias. Además, fui reconocida como bailarina destacada del evento, algo que me llenó de emoción y orgullo.
Esa presentación fue muy especial para mí porque me demostró que incluso en los momentos más difíciles, el baile tiene el poder de sanar. Subirme al escenario, dejar todo y sentir la música me devolvió la paz y la motivación que necesitaba. Desde entonces tengo más claro que bailar, más que una actividad, es una forma de vida y mi manera más sincera de encontrarme conmigo misma, lo que me hace ser yo.
7.- ¿Qué papel ha jugado tu entorno, familia, amigos, en tu formación y en tu inspiración artística?
Mi familia siempre me felicitó por cada logro y me enseñó la importancia de la constancia, de entender que un tropiezo no es una caída, y de no frustrarse cuando las cosas no salen exactamente como uno quisiera. Gracias a ellos aprendí a valorar el esfuerzo y a seguir adelante con pasión, incluso en los momentos difíciles.
Mis amigos de la danza y del modelaje también fueron un apoyo increíble. Son personas que comparten la misma pasión y que siempre estuvieron a mi lado, acompañándonos y motivándonos mutuamente. A veces siento que nuestra conexión es aún más fuerte que con otros amigos de afuera del ambiente, aunque hay excepciones, como Delfina, que es una de mis mejores amigas y siempre estuvo presente, apoyándome y asistiendo a mis presentaciones.
Mi novio también ocupa un lugar muy especial en este camino. Sobre todo en los días en que tengo muchas cosas por hacer, él es quien me escucha, me contiene y me acompaña, incluso cuando a veces no comprende del todo mi mundo, ya que él es deportista y no pertenece al ámbito del arte. Aun así, siempre muestra un gran interés por lo que amo y se esfuerza por entender y apoyar cada una de mis pasiones. Su compañía y comprensión me hacen sentir que todo el esfuerzo vale aún más.
8.- ¿Qué habilidades de la danza sientes que te han servido en el modelaje, y viceversa?
La danza me enseñó a moverme con delicadeza y a mantener una postura correcta, algo que es esencial tanto en pasarela como frente a la cámara. También me dio disciplina y fuerza para sostener poses durante mucho tiempo, y una sensibilidad para transmitir emociones a través del cuerpo, algo que se nota incluso en las fotos más simples. Por otra parte, el modelaje me ayudó a conocerme mejor y a descubrir qué gestos, posturas o expresiones me favorecen. Me enseñó a proyectar elegancia y seguridad, y a comunicar con intención cada mirada o movimiento, algo que luego aplico en la danza para conectarme de manera más profunda con el público y transmitir con más claridad lo que siento en cada coreografía.
El modelaje exige confianza y seguridad, mientras que la danza transmite emociones.

9.- ¿Cómo fusionas estas dos facetas en tu carrera?
Para mí, el modelaje y la danza van muy de la mano, y fusionarlas no se me hace difícil, es algo que siento que ya llevo dentro de mí. Cuando combino estas dos facetas, siento que cada disciplina potencia a la otra. En la pasarela, mi entrenamiento en danza me permite moverme con naturalidad, delicadeza y ritmo, lo que hace que mis pasos sean más armoniosos y expresivos. Y en el escenario de la danza, la experiencia del modelaje me ayuda a tener seguridad, a ocupar el espacio con presencia y a transmitir actitud, lo que hace que mi interpretación sea aún más fuerte y convincente. Para mí no son dos mundos separados, sino dos formas complementarias de expresarme y mostrar quién soy. Aprender a integrar la técnica, la expresión y la confianza me permite no solo crecer como profesional, sino también disfrutar cada momento, ya sea bailando o desfilando, con autenticidad y pasión.
10.- ¿Qué referentes o artistas te inspiran en el mundo de la moda y de la danza?
En el mundo de la danza, mi gran referente es Marianela Núñez. Admiro profundamente su trayectoria, su disciplina y la manera en que representa a la Argentina en uno de los escenarios más prestigiosos del mundo, el Royal Ballet de Londres. Me inspira no solo su talento técnico, sino también la pasión y la entrega que transmite en cada movimiento. Su historia me recuerda que con esfuerzo, constancia y amor por lo que uno hace, los sueños realmente pueden llevarte muy lejos.
En cambio, en el modelaje mi referente es alguien mucho más cercano: una de mis mejores amigas, Gianella. Me encanta su presencia en la pasarela y su forma de posar frente a la cámara. Tiene una elegancia natural y una capacidad única para transmitir lo que cada diseñador busca, sin perder su esencia propia. Además de ser una excelente modelo, es una persona hermosa por dentro y por fuera, y creo que eso se nota en todo lo que hace. La admiro no solo por su talento, sino también por su autenticidad y la gran persona y amiga que es.
11.- ¿Qué mensaje intentas transmitir a través de tu presencia en la pasarela y de tus presentaciones artísticas como bailarina?
Siempre intento transmitir quién soy realmente, mostrar lo que me gusta, mis preferencias y todo aquello que me define como persona. Tanto en la pasarela como en el escenario, busco que cada gesto, cada movimiento y cada mirada refleje mi autenticidad y mi pasión. Mi objetivo es que quienes me observen sientan esa energía, que puedan percibir mi dedicación y el amor que pongo en cada actuación. Para mí, el arte no es solo una forma de mostrar belleza o técnica, sino una oportunidad de comunicar emociones, inspirar y conectar con otros desde la sinceridad y la autenticidad.
12.- ¿Cuáles consideras que han sido tus mayores logros hasta ahora en ambas disciplinas?
En el modelaje, uno de mis mayores logros fue aparecer en las publicidades del shopping y del cine. Cada vez que recibía mensajes de mis amigos super emocionados contándome que me habían visto, sentía una mezcla de orgullo y felicidad. Esos momentos me hicieron darme cuenta de cómo mi trabajo podía llegar a otros y generar una conexión, aunque fuera desde la pantalla o un cartel, y me motivaron a seguir creciendo en este camino.
En la danza, mi logro más importante fue recibirme de profesora y poder trabajar en lo que más amo: bailar. Poder transmitir mis conocimientos a los más pequeños y conectar con ellos de una manera tan especial es algo que me llena de satisfacción. Además, tengo una relación muy cercana y afectuosa con los niños, y poder compartir con ellos mi pasión por la danza hace que cada clase y cada presentación sea única.
Estos logros no solo reflejan mi dedicación, sino también la oportunidad de inspirar y acompañar a otros en lo que aman, algo que considero un verdadero privilegio.
13.- Si tuvieras que elegir un sueño o meta por cumplir en el modelaje y otro en la danza, ¿cuáles serían?
En el modelaje, mi meta es poder llegar a pasarelas importantes, donde pueda mostrar mi trabajo, mi estilo y todo lo que aprendí a lo largo de los años. Sueño con poder vivir experiencias que me hagan crecer y me permitan conectarme con diseñadores, fotógrafos y profesionales de todo el mundo.
En la danza, mi mayor sueño es poder vivir de lo que más amo cuando sea más grande. Quiero dedicarme plenamente a bailar, enseñar y transmitir mi pasión a los demás, inspirando a otros como yo fui inspirada. Para mí, la danza no es solo un trabajo o una actividad, sino una forma de vida que deseo mantener siempre cerca de mí, disfrutando cada paso, cada coreografía y cada conexión que me brinda.
14.- ¿Cómo imaginas tu futuro profesional en los próximos años: enfocada en una sola pasión o uniendo ambas en un proyecto personal?
Me imagino un futuro en el que pueda combinar ambas pasiones de manera armoniosa. No siento que deba elegir entre el modelaje y la danza, porque cada una me aporta algo único y juntas reflejan quién soy. Sueño con desarrollar proyectos que me permitan expresarme a través del movimiento y también comunicar elegancia, estilo y creatividad en la pasarela. Mi objetivo es seguir creciendo en ambas disciplinas, aprendiendo de cada experiencia y encontrando formas de integrarlas, ya sea en colaboraciones artísticas, eventos multidisciplinarios o proyectos propios. Para mí, la clave está en mantener la autenticidad y la pasión en todo lo que hago, y así construir un camino profesional que refleje verdaderamente mi identidad y mi amor por el arte.
15.- ¿Qué mensaje quieres dejar a los jóvenes del mundo que desean perseguir sus sueños en el modelaje y en la danza?
Les diría que siempre sigan su corazón y que no permitan que la opinión de los demás defina su camino. La vida es demasiado corta para no vivirla siendo felices y haciendo lo que realmente nos apasiona. Es normal tener dudas, miedos o tropezones, pero cada paso que den con amor y dedicación los está acercando un poco más a sus sueños. Nunca se alejen de lo que forma parte de su identidad y de aquello que los hace ser ustedes mismos. Pueden cambiar de agencia, de academia o incluso de estilo muchas veces, pero lo más importante es no perder nunca su esencia, sus valores y su autenticidad. Confíen en su propio talento y en la fuerza que tienen dentro; con esfuerzo y perseverancia, los resultados siempre llegan.
Además, recuerden que no están solos: siempre habrá alguien que los apoye, ya sea la familia, los amigos, su pareja o incluso compañeros que compartan la misma pasión. No tengan miedo de pedir ayuda cuando la necesiten, de aprender de los errores o de tomarse un respiro. Pero sobre todo, elijan siempre aquello que los haga más felices y que llene su corazón, porque cuando hacen lo que aman, cada desafío se convierte en aprendizaje y cada logro en una alegría.
Entrevista realizada por Jaime William Mostacero Baca a Motta Bittencurt – Argentina
Entrevista autorizada por Motta Bittencurt – Perumira – Jaime William
Derechos Reservados a nombre de Motta Bittencurt – Perumira – Jaime William