Ikigai es el término japonés para referirse al propósito de vida de una persona. Significa «razón de vivir» o «razón de ser», y se refiere a la idea de que cada persona tiene un propósito en esta vida y necesita avanzar, aprender, probar y buscar para descubrir su verdadero sentido.
En la filosofía asiática, se cree que cada persona existe para contribuir al mundo de alguna manera, y es importante encontrar la respuesta para estar en armonía con uno mismo y aprovechar al máximo su potencial. Esto es diferente al enfoque de la pirámide de Maslow, que sostiene que las acciones de las personas están basadas en sus necesidades y que es necesario satisfacer primero las necesidades fisiológicas, de seguridad, de afiliación y de reconocimiento antes de poder concentrarse en la autorrealización, que es el nivel en el que las personas buscan satisfacer y dedicarse a su propósito.
El Ikigai se divide en cuatro áreas que deben ser examinadas, consolidadas, desarrolladas y convertidas en hábitos, pasión y propósito. Estas áreas son:
- Lo que eres bueno: Esta área se refiere a las habilidades innatas que usamos con facilidad en nuestro día a día. Para descubrir lo que eres bueno, puedes hacer una lista de todo lo que consideras que eres bueno, como escuchar, orientar, crear, etc. Esta primera área se convierte en nuestra pasión cuando la relacionamos con lo que nos encanta hacer, y se convierte en una profesión cuando se combina con lo que nos pagan por hacerlo.
- Lo que te gusta: Esta área se refiere a las cosas que disfrutamos hacer y que nos hacen sentir bien. Puedes preguntarte qué actividades te dan una sensación de satisfacción y felicidad.
- Lo que el mundo necesita: Esta área se refiere a cómo puedes contribuir al mundo y hacer una diferencia en la vida de los demás. Pregúntate cómo puedes utilizar tus habilidades y pasiones para ayudar a otros.
- Lo que te pueden pagar: Esta área se refiere a cómo puedes monetizar tus habilidades y pasiones. Pregúntate qué formas hay de hacer dinero con lo que haces y te gusta hacer.
Al combinar estas cuatro áreas, puedes encontrar tu Ikigai, es decir, tu propósito de vida y cómo puedes vivir de manera satisfactoria y significativa.
Ikigai es un concepto japonés que se refiere al propósito de vida de una persona. La marca personal es la imagen que uno proyecta de sí mismo y cómo se percibe en el mundo. A veces es difícil mantener la marca personal a lo largo del tiempo, ya que el entorno puede consumir la energía o el espíritu. Sin embargo, el Ikigai puede ayudar a impulsar a las personas en los momentos más difíciles, ya que les da un propósito y hace que sus acciones formen parte de sus hábitos y su espíritu.
Al principio, la marca personal se basa en la pasión y la energía, pero a veces, cuando no se logran los resultados deseados, la determinación de una persona puede disminuir y dejar de lado su marca. Además, las marcas personales también pueden ser abandonadas cuando no proporcionan la rentabilidad necesaria para cubrir las necesidades y gastos diarios. Algunas personas también pueden sentir que sus marcas personales no han logrado su propósito y no han contribuido al mundo, lo que puede llevarlas a arriesgarse y tratar de encontrar su Ikigai.
Para conseguir el Ikigai, es importante ser constante, trabajar en nuestra mentalidad, aceptar quiénes somos y agradecer tanto las cosas buenas como las malas. También es importante recordar que nuestro Ikigai puede cambiar con el tiempo y que debemos estar dispuestos a adaptarnos y evolucionar.
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